Los efectos de la música en la condición humana son bastante conocidos. La música como terapia es algo con lo que todos nos podemos relacionar. ¿Qué tan a menudo hemos escuchado nuestra música favorita durante un momento de estrés y hemos sido capaces de calmar nuestras emociones y sentirnos mejor inmediatamente? El sistema límbico controla la reacción del cuerpo a las emociones, por tanto, nuestros cerebros están constantemente influenciando cómo nos sentimos y cómo respondemos a esos sentimientos. Los psicólogos definen las emociones como la combinación de cogniciones, sentimientos y acciones.

El uso de la música como herramienta para curar condiciones médicas que de otro modo no pueden ser tratadas, ahora es una práctica ampliamente aceptada. Un ejemplo conocido es la recuperación de la congresista de Arizona, EE. UU., Gabrielle Giffords, que fue herida de bala en su cerebro izquierdo en 2011. Debido a que nuestra facultad para el lenguaje es controlada por el cerebro izquierdo, Giffords no podía hablar. Su recuperación del habla fue recuperada a través de estimulación del cerebro derecho a través de la vinculación de melodías y rimas con palabras.

¿Y si pudiéramos influenciar nuestros cerebros a través de sonidos específicos para manipular nuestra cognición, nuestros sentimientos y nuestras acciones? ¿Podría ser esta la respuesta para superar los problemas de aprendizaje, los problemas de conducta como el TDAH y además cultivar la autoestima, el amor y la compasión?

Así como los sonidos correctos pueden calmarnos o animarnos, incitando nuestros sistemas límbicos para producir respuestas y acciones positivas, también los sonidos específicos pueden influenciar y estimular mejor el funcionamiento del cerebro para una mayor inteligencia y capacidad de aprendizaje.

Autor – Anjalika Wijesurendra